martes, 8 de enero de 2013

El Sistema Monetario Europeo

INTRODUCCIÓN

En 1971 los Estados Unidos decidieron abolir el vínculo establecido entre el dólar y el precio oficial del oro, que había garantizado la estabilidad monetaria global tras la Segunda Guerra Mundial. Con ello se puso fin al sistema de tipos de cambio fijos. Con vistas a establecer su propia unión monetaria, los países de la UE decidieron impedir las fluctuaciones de cambio superiores al 2,25% entre las monedas europeas mediante una intervención concertada en los mercados de divisas.
Esto dio lugar a la creación del sistema monetario europeo (SME) cuya puesta en funcionamiento se produjo en marzo de 1979. Sus tres elementos característicos eran:
  • una moneda de referencia, denominada ecu, que constituía una "cesta" de todas las monedas de los Estados miembros;
  • un mecanismo de tipos de cambio según el cual se atribuía a cada moneda un tipo de cambio vinculado al ecu y se permitía que los tipos de cambio bilaterales fluctuasen dentro de un margen del 2,25%; y
  • un mecanismo de crédito: cada país transfería el 20% de sus reservas de divisas y oro a un fondo conjunto.

Evolución

La primera etapa, iniciada el 1 de julio de 1990, entrañaba lo siguiente:
  • la libre circulación de capitales en el seno de la UE (supresión de los controles de cambios);
  • el aumento de los recursos destinados a eliminar las desigualdades entre las regiones europeas (Fondos Estructurales); y
  • la convergencia económica, mediante la vigilancia multilateral de las políticas económicas de los Estados miembros.
La segunda etapa comenzó el 1 de enero de 1994. Establecía lo siguiente:
  • la creación del Instituto Monetario Europeo (IME), con sede en Frankfurt, formado por los gobernadores de los bancos centrales de los países de la UE;
  • la independencia de los bancos centrales nacionales; y
  • la adopción de normas destinadas a reducir los déficits presupuestarios nacionales.
La tercera etapa habría de culminar con el nacimiento del euro. El 1 de enero de 1999, once países adoptaron el euro, que se convertía así en la moneda común de Bélgica, Alemania, España, Francia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, los Países Bajos, Austria, Portugal y Finlandia (Grecia se sumó a ellos el 1 de enero de 2001). A partir de ese momento, el Banco Central Europeo sustituía al IME y asumía la responsabilidad de la política monetaria, que se definiría y aplicaría en euros.
El 1 de enero de 2002 se emitieron billetes y monedas de euro en estos doce países de la zona del euro. Dos meses después, se retiraban de la circulación las monedas nacionales. Desde entonces, el euro ha sido la única moneda de curso legal para todas las transacciones comerciales y bancarias en los países de la zona del euro, que representan más de dos tercios de la población de la UE.



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